Progresos Nehl

Un día después de huir de mi ciudad, o mejor, de la cuidad a la que pertenecía mientras estaba viva, llegué a Los claros de Tirisfal. Aquel caballo era realmente rápido.

El muerto que me llevó me dio unos harapos, una espada mellada y un escudo enclenque, y se despidió con un “bienvenida a Entrañas”.

Aún cegada por la ira, empecé a matar bestias, más y más bestias, solo deseaba hacerme más fuerte, solo quería poder…

La ira me cegaba, cuanto más mataba, más se nublaba mi mente, no sé cuanto tiempo estuve así, solo sé cuando acabó.

Oí una voz tras de mí, mi primer instinto fue atacar, pero enseguida me detuve, me recorrió un escalofrío, delante de mi había un muerto con una espada enorme, una armadura espectacular, me sentí insignificante a su lado, pues me pareció el ser más poderoso que había visto hasta el momento.

Más tarde supe que su nombre era Melkur, un no muerto de los más cercanos a Lady Silvanas. A causa del impacto que me causó, y de que desde que había llegado a Entrañas estaba completamente cegada, hasta el punto de casi olvidar mi pasado, la primera vez que lo vi apenas pude preguntarle todo lo que quería saber acerca de aquel lugar, aquel mundo, acerca de él mismo…

Aquel impresionante guerrero me abrió la mente, no solo me hizo recuperar la consciencia que a punto estaba de perder, sino que, con sus palabras me hizo ver la importancia de mi pasado, y también la de todo lo que me había ocurrido.

Todo ello, nos llevó a la figura de Lady Silvanas. No sé que vio aquel guerrero en mí, pero me ofreció la posibilidad de formar parte de ejército de Lady Silvanas. Desde que empezó mi “vida” como no muerta tuve claro que estaba en deuda con Lady Silvanas, asó que accedí a realizar la prueba que Melkur me haría.

Llegamos a una mina abandonada, la prueba consistía en limpiarla de arañas. Entré y me ví rodeada de aquellos horrorosos insectos. A duras penas conseguía acabar con todas las que me encontraba, pero cada vez me sentía más fuerte. Cuando parecía que ya pocas quedaban, que ya poco me costaba acabar con ellas, vi una sombra al fondo de una caverna, una araña gigantesca me observaba… gruñía… y empezó a correr hacia mí. Eché a correr, aquel bicho era espeluznante, me perseguía con ansias de comerme, pocas fuerzas me quedaban y el animal me ganaba terreno. Finalmente me acorraló, se disponía a comerme, iba a saltar sobre mí… reuniendo las últimas fuerzas que me quedaban di un salto y hundí mi espada en su lomo. El animal se retorcía pero aún seguía con vida. Aprovechando su confusión le rebané una de sus patas, el animal se apartó agonizando. Finalmente calló desangrado. Las demás arañas, al ver el cadáver de su madre, huyeron despavoridas de la mina.

Y de esta forma entré en el ejercito de Lady Silvanas. A partir de ahora serviré a la Dama Oscura y a aquel que me dio una oportunidad, me haré más y más fuerte, para poder saldar la deuda que tengo con ellos.